Las
formas de conocimiento van evolucionando y cambiando junto al propio desarrollo
histórico del ser humano. Al principio era necesario guardar todo cuanto fuese
posible en la memoria colectiva a través de historias y hechos extraordinarios que
poco a poco se fueron transformando en mitos y leyendas. Los abuelos lo hacían
por cuentos que no se cansaban de repetir a los más pequeños.
Durante
un largo proceso se ‘creando’ la escritura. Y ella fue el nuevo motor de
conservación, desarrollo y transmisión de la información y el conocimiento. Poco
a poco la escritura se fue desplazando y encajonando en los libros. La escritura
encontró así la protección de la intemperie y la forma de ser trasladada con
cierta seguridad.
Cuando
llegó la imprenta, la escritura se pudo convertir en un producto ‘común’. Los libros
dejaron de ser un lujo o una propiedad a la que sólo podían acceder algunos
privilegiados. El libro se popularizó de tal forma que hoy se encuentra en
todos los materiales y formatos posibles. El libro, y con el él la escritura,
es parte de la cultura moderna.
Pero
el conocimiento no ha terminado de evolucionar. Ahora tiene nuevas herramientas
o formatos en los que se puede presentar: las tecnologías de la información y
la comunicación. Nuevo formato, acorde a los avances propios de los avances
técnicos y científicos propios de la época moderna. Nuevo formato que aún no se
logra comprender en su justa medida. Tal vez sea necesario esperar un tiempo
prudente (¿El mismo que necesitó la escritura para hacerse popular y entrar de
lleno en el ámbito educativo?) para entender verdaderamente el papel de las TIC
en la educación.
Lo
curioso, o preocupante según la perspectiva desde donde se vea, es que no se
tiene una verdadera noción del alcance de las nuevas tecnologías y su papel
dentro de los procesos educativos. No se ha terminado de reflexionar sobre el
papel de las TIC en la escuela cuando ya se comienza a hablar de las TAC (Tecnologías
del Aprendizaje y el Conocimiento). Ya no es suficiente mirar críticamente el E-learning
(Aprendizaje Electrónico), ahora es necesario hacer una reflexión sobre el M-learning
(Aprendizaje Móvil).
El
Aprendizaje móvil[1]
es una de las ramas de las TIC aplicadas a la educación. La tecnología móvil es
la TIC más utilizada, aunque no siempre se le relacione con el ámbito educativo.
Cuando se utiliza la tecnología móvil (teléfonos inteligentes, tabletas,
lectores electrónicos, reproductores de sonido, consolas de videojuegos) para
aprender en todo momento y lugar, se puede decir que hay Aprendizaje móvil.
Una
de las principales características y ventajas del aprendizaje móvil es su carácter
personal. Esto se debe a que la tecnología móvil es personal y casi que intransferible.
Un teléfono inteligente o una tableta son artículos personales, tienen un solo dueño
y este lo utiliza de la manera como considere apropiada. La nueva tecnología
móvil permite un grado de personalización tal que cada aparato sería, por las
aplicaciones que utiliza, único y a imagen de su dueño.
La
posibilidad de personalización casi infinita es lo que le permite al
aprendizaje móvil adaptarse a las necesidades individuales. Ya no es necesario
que un aparato tenga todas las aplicaciones o programas que todos llegasen a
necesitar, sino que cada equipo tiene las que su dueño desea y necesita. El aparato
viene casi vacío y cada quien lo llena como lo desea. Y allí es donde el
ejercicio educativo está llamado a prestar un servicio importante. Para ello,
debe ofrecer posibilidades que se adapten a los estilos y ritmos de aprendizaje
de cada quien.
Además,
con la tecnología móvil las TIC se convirtieron en dispositivos fáciles de
transportar y utilizar en casi todos los momentos y lugares. Esto no sucedía
con los ordenadores. Estos eran pesados, de difícil transporte y requerían de
una cantidad importante de energía. Ahora la tecnología cabe en una mano, cabe
en un bolsillo y su peso es casi que insignificante. Quien desee aprovechar el
aprendizaje móvil, lo puede hacer cuando quiera y donde quiera. No requiere de
grandes aparatos, sólo de una logística mínima.
Si
a esto se le suma la invención de la ‘nube’ las perspectivas del aprendizaje
móvil crecen considerablemente. La nube es la posibilidad de tener acceso a la
información guardada por el usuario desde el dispositivo que tiene en su mano. De esta manera, la información se
separa del equipo que la contiene. Lo que se necesita ya no está es un lugar
físico (bueno, sí lo está, pero dicho lugar ya no es propiedad individual),
sino que da la apariencia que se encuentra en un plano inmaterial. Ahora se
tiene acceso a la información propia desde cualquier sitio son un equipo que se
lleva en todo momento.
El
aprendizaje móvil está abriendo nuevas perspectivas, tan amplias que tal vez
por el momento no es posible dimensionarlas en todo su potencial. Lo cierto es
que se le debe prestar más atención de la que ha tenido. Pues el incremento de
estos dispositivos es abrumador. Cisco Systems[2] sostiene que en el año
2016, la cantidad de teléfonos inteligentes y de tabletas será mayor al número
de habitantes en el planeta.
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